jueves, 19 de marzo de 2015

Buscando

Hace poco tuve la oportunidad de leer la carta que escribió el jefe Seattle al presidente de los Estados Unidos en 1855. He quedado sobrecogido por el contenido de la misma. 


Pienso que en algún momento de la historia algo cambió para reconducirlo todo por un sendero oscuro. 

Siento tristeza por la forma de actuar del género humano. Por nuestra forma de actuar, porque todos somos el mismo. Hay que entenderlo.

Algunos se preocupan por mantener cortocircuitada nuestra conexión con todo. 

No me atrevo a compartir mis pensamientos porque o bien me toman por un chiflado o bien puedo caer en grupos que se dejan llevar por corrientes excesivamente conspirativas rallanas en lo sectario.

En este sentido he encontrado un blog muy interesante al que quizás haré referencia más adelante, en el que se revela mucho conocimiento, pero que a la vez contiene comentarios de algunos seguidores que provocan que me mantenga a una prudencial distancia.

Me considero una persona muy cabal. Sin embargo siento que en los últimos años me ha llegado un conocimiento diferente que ha desintegrado los cimientos de mi educación tradicional. Y me gustaría compartirlo, pero no encuentro con quién. Lo he probado con personas muy cercanas y he visto que es mejor guardar mis pensamientos por el momento.

Efectivamente, nada es lo que parece, pero, ¿como explicarlo sin que te tomen por un paranoico conspirativo? 

Se que la respuesta a todo se encuentra escondida en nosotros, pero aún no sé llegar a ella. 




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